Los humanos tenemos dos puntos de referencia básicos para ir monitoreando cómo vamos andando en la vida.
Uno es la muerte. Si bien nadie sabe cuándo morirá, todos sabemos que sucederá un día y tenemos un límite más o menos establecido. Al menos sabemos que mucho más allá de los 100 años es difícil que sigamos por acá. La muerte entonces nos sirve como referencia importante para sacar cuentas de cuánto tiempo nos queda, qué logramos y qué nos gustaría lograr antes de abandonar esta parte del viaje.
Otro punto de referencia es recordar aquello que deseábamos ser y hacer cuando éramos niños y observar cómo hemos llevado nuestra existencia en relación a esos aspectos.
Un proceso de Coaching te facilita superar cualquier obstáculo, externo o interno, que puedas tener o que puedas temer para ser quien realmente deseas ser.
Si bien el Coaching es muy útil para diseñar planes de acción, lo que yo encuentro más valioso es que uno va conociéndose más profundamente y es a partir de ese conocimiento que se toman las decisiones que sintonizan mejor con nuestra esencia.
No, no te confundas. Esto no quiere decir que lleve mucho tiempo ni que sea difícil.
La palabra Coaching viene de un tipo de carruaje o coche que se hacía en el pueblo Kocs, en Hungría, que tenía un sistema de suspensión que en la época era una novedad. Ese medio de transporte era, por lo tanto, muy cómodo.
La contribución del Coaching es justamente hacer más cómodo tu proceso de cambio, facilitarlo y focalizarlo. Cualquier proceso de cambio acompañado por Coaching es más sencillo, breve y mucho más eficiente.
¿Hay algún aspecto de tu vida en el que sientas que te falta desarrollarte para sentirte orgulloso de ti mismo?
En caso de que la respuesta sea sí, te sugiero que consideres concertar una sesión de Coaching. Es como la meditación: no he conocido a nadie que se haya arrepentido.
¡Te espero!
Patricia Schiavone