Cómo hoy un Citrino me mejoró el día

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Hoy me desperté un poco cruzada, sin motivo aparente. Quién sabe en qué anduve en sueños. Ese «un poco» empeoró con una llamada de una empresa, que no voy a mencionar, simulando un interés en mi conformidad con sus servicios pero en el transcurso de la conversación dando prueba de que no les podía interesar menos. Así que mi ánimo empeoró.

Tenía pendientes unas vueltas de esas que me resultan tediosas: ir a una imprenta, pagar unas cuentas que venían entreveradas con el tema recibos, etc., y solucionar un gran embrollo con el banco, causado porque mi mudanza coincidió con la renovación de mi tarjeta.

Vengo meditando a menudo con el Citrino, la piedra de la alegría y la abundancia (*). Hoy mi estado emocional estaba bastante lejos de la alegría. Hubiese necesitado más que nunca meditar con él al comenzar el día pero con mi mal humor no me lo había permitido. De salida a dar esas vueltas manoteé el Citrino y lo puse en el bolsillo.

Fui al banco. Saqué número: 207. Iban por el 198. Diez minutos después seguían en el 198. Ahí recordé a mi Citrino y en ese preciso lugar, rodeada de un montón de personas, me puse a meditar con él. En breve yo ya resonaba con esa energía  -vibrante, energética y feliz- típica del Citrino. Le pedí que me ayudara a mejorar mi ánimo y a que las gestiones fueran sencillas.

Al terminar la meditación, «me vino» una idea. Esas ideas que vienen durante o post meditación obviamente son los mensajes que nos llegan de estos seres maravillosos. Miré a mi costado y le pregunté a una señora qué número tenía. El 211. Le cambié mi 207 por su 211 y me fui a hacer una de las vueltas, que me llevó unos 30 minutos. Al volver, habían llamado al 210. La siguiente era yo.

Comencé diciéndole a la chica que necesitaba que me ayudara con algo que era muy complicado. Ella me fue explicando que no lo era tanto y me dijo que ella misma me podía solucionar todo. En una seguidilla de acciones eficientes, este ser de luz me resolvió de todo, siempre con tono amable y con una actitud que demostraba que realmente quería que yo me sintiera cómoda. Entre tanto me explicó que no necesitaba unos documentos que pensé que necesitaría, y que me hubiesen generado gastos, y mil otras soluciones fantásticas.

Mi propio tirón de orejas después de la experiencia de hoy es: La próxima vez que te despiertes cruzada, primero que cualquier otra cosa, MEDITÁ.

Y mi autorreconocimiento es que a pesar de los cables cruzados, y a pesar del ambiente aparentemente poco propicio, hice lo que sé que me ayuda.

Abrazos felices,

Patricia

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(*) Al Citrino se lo conoce como la piedra de la abundancia. Eso se debe a que fomenta que podamos desplegar nuestros dones. Y eso redunda, obviamente, en una situación económica favorable.
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