Las expectativas juegan en contra de lo que buscamos con la práctica de meditación: calmar la distracción, concentrar la mente y/o desarrollar cualidades tales como la compasión y el amor.
Al mismo tiempo, en cada uno de nosotros ya existe el Buda que queremos llegar a ser. Se trata de ir quitando todo lo que sobra y nos distrae. Una cosa es practicar sin saber si se tendrá éxito y otra muy diferente es practicar sabiendo, con total certeza, que eso que buscamos ya existe adentro nuestro.
Aparenta ser una paradoja pero no lo es.