
Foto de Ivonne Morales. https://www.facebook.com/ivonne.morales.146
No sé si a ustedes también les pasa. A medida que voy viviendo me voy haciendo una especie de «caja de herramientas», virtual, cuyo contenido me va asistiendo. Esa caja contiene, por ejemplo, algunas frases, ejercicios, imágenes, logros y errores del pasados. Frente a los desafíos de la vida, tomo de esa cajita la herramienta que creo que más contribuye y como todas ellas ya han sido probadas por mí misma, suelo tener gran confianza en su efectividad.
Recuerdo que en la cartelera de un instituto donde estudié hace muchos años, habían colgado: «La felicidad no es una estación a la que llegas, sino una manera de viajar». Esa oración estuvo muy a mano en mi caja de herramientas personal por al menos 20 años. Acudía a ella cada vez que me desconectaba del momento presente y me descubría sintiendo ansiedad o miedo por alguna cosa.
Actualmente en mi caja de herramientas aparece muy seguido esta otra oración, que se la leí a Wayne Dyer:
«El conflicto no sobrevive sin tu participación»
Es notorio que esto tiene mucha relación con mi entrada anterior acerca de la tensión y la relajación como herramientas de autocontrol energético, que quizás quieras leer. Si hay una cuerda tensa, es porque hay quienes tiran de ella en direcciones opuestas. Si una de las puntas se suelta, no existe más tensión y la cuerda se afloja.
¿Quién decide si participa o no en un tironeo?
Creo que coincidirás en que deciden quienes están tironeando, haciendo fuerza, generando tensión, empecinados en obtener alguna cosa. Alguna cosa que evidentemente no es ni paz ni tranquilidad, tampoco amor, ni libertad ni felicidad.
Si hubieran fórmulas mágicas para eliminar el sufrimiento humano, seguramente tendrían forma de pastilla y las venderían a buen precio. No las hay, porque vinimos a desentrañar la maraña del desafío de vivir y a encontrar, luego de ensayos y errores, la manera de vivir conscientemente. Pero si bien no hay fórmulas mágicas, sí hay fórmulas efectivas, que con nuestra voluntad y tesón, tienen el éxito asegurado.
Una vez que estamos experimentando un conflicto y recordamos que sin nuestra participación se esfuma el conflicto, ¿qué requiere de nosotros?
Meditar tanto sobre la afirmación anterior como sobre esta pregunta es algo que les recomiendo de corazón.
¿Cómo?
Primero, calmando la mente, por ejemplo, focalizando la atención en la respiración. Por unos diez minutos aproximadamente. Luego, con la mente ya más calmada, tomar la decisión de observar esta aseveración, con la mente y el corazón dedicados únicamente a observar: «El conflicto no sobrevive sin mi participación». En una segunda etapa, contemplo: ¿Qué requiere de mí para no participar?
Seguramente a partir de esta contemplación experimentarás una ampliación de conciencia sobre tu rol en los conflictos de tu vida y cuánto estás participando para sostenerlos. Es probable que puedas encontrar también maneras de dejar de participar en ellos y soltar aquello que te mantiene en el ojo de la tormenta.
No participar o soltar no necesariamente significa desaparecer, largar todo, cortar contacto o tomar distancia física. Se trata más de la actitud interna y eso solo depende de una persona: tú mismo.
Si le encuentras valor a esta práctica de meditar sobre esta frase, quizás quieras repetirlo diariamente durante, por ejemplo, una o dos semanas. En la observación repetida de un fenómeno en meditación se va profundizando paulatinamente la comprensión de dicho fenómeno.
Espero que esto te aporte claridades, como lo hace conmigo.
Un abrazo,
Patricia
Esta entrada se escribió el día 6 de febrero de 2020, ya el cuarto día de una ola de gran calor en la ciudad de Montevideo.