
Imagen de Andy Meyer en Pixabay
La ilusión es arma de doble filo:
aporta excitación, motivación y esperanza
desde una base falsa
que se desploma al primer vistazo.
¿Qué queda entonces?
Desgano, frustración y vergüenza.
Para sostener la ilusión
se invierte mucha energía
que luego puede faltar
para recuperar ganas
y rencontrar el sentido.
¿Para qué dar tanta vuelta?
Una mejor alternativa es
ver las cosas como son
y conectar con ellas tan plenamente
que no quede otra opción que amarlas.