Te invito a un ejercicio simple:
Siéntate cómodo/a… pero no demasiado. Con actitud física y mental para estar alerta. Espalda recta pero no tensa. Mentón horizontal.
Lleva tu atención a alguno de los objetos, formas o colores que tienes cerca.
Observa cómo eso pasó a existir para ti en el momento en que le prestaste atención.
Hasta ese momento, de alguna manera, no existía para ti.
Ahora dirige tu mirada hacia otro objeto, forma o color que tengas en tu campo de visión.
Observa cómo emerge a tu conciencia y por lo tanto pasa a tener existencia para ti.
Observa cómo aquello a lo que le prestaste atención en el paso anterior dejó de existir para dar lugar a la existencia de este nuevo objeto de atención.
Supongo que a esta altura ya convenimos que el mundo exterior tiene una existencia por lo menos dudosa.
Para mejor, ese mundo exterior se va presentando frente a nosotros (y/o nosotros lo vamos creando) como un espejo que refleja todo aquello que aún no tenemos integrado.
Observa qué interesante cómo al observar al espejo siempre tenemos la oportunidad de elegir dónde ponemos el foco, a qué le damos existencia, por cuánto tiempo.

Frente al espejo metafórico de las anécdotas que parecen llegar a nuestra vida, podemos aprovechar las diferentes perspectivas para preguntarnos:
¿Dónde estoy poniendo el foco?
¿Qué ocurre si modifico el foco?
¿Quién está eligiendo el foco?
¿Quién es el que piensa esto?
¿Quién soy?
¿Qué soy?
Me lo pregunto y observo.
Vuelvo a preguntármelo y observo.
…
Muy importante: elijo habitar ese espacio de existencia y presencia que se abre.
Saludos,
Patricia
08/08/2022
Hola Patricia. Como estás?. Ahora puedo leer el correo en el celular. Muchas gracias por compartir. Te mando un abrazo.
Enviado desde mi Galaxy
Me gustaMe gusta
Buenísimo, Fer! Muchas gracias a ti por recibirlo. Otro abrazo para ti.
Me gustaMe gusta