Hoy, un amigo muy querido, que sabe que estoy interesada en las enseñanzas de Ram Dass y de Sri Ramana, me envió esta imagen:

Traducción: «Estamos fascinados por las palabras… pero donde nos encontramos es en el silencio detrás de ellas«.
Compartir un espacio en silencio nos resulta desafiante. Sin embargo, cuando nos animamos a dar ese paso, se abre todo un mundo de belleza y amplitud.
Esto me trajo a primer plano otra claridad, a la que llegué por primera vez hace años, pero que cada día cobra un poco más de profundidad, que es la siguiente:
Estamos encandilados por las emociones pero el lugar detrás de ellas es mucho más vital, vasto y luminoso.
Podríamos entrar a filosofar, pero lo que propongo aquí es muy concreto y práctico:
Lleva tu atención a tu emoción o tus emociones en este momento. Ubica bien el lugar físico donde la(s) sientes y cómo la(s) sientes.
Una vez que hayas logrado identificar qué sientes, dónde y cómo lo sientes, lleva tu atención un poco más atrás (un poco más cerca de tu columna vertebral).
Si es tu primera «visita» a ese lugar, quédate ahí y descubre ese espacio. Investígalo. Fíjate qué características tiene, cómo se siente, a qué te invita.
Si no es tu primera visita, profundiza tu conexión con ese espacio. Es una de las puertas -quizás una de las mejores puertas- para conectar con la vacuidad.
Esta «hoja de ruta» es combinable con el siguiente recorrido:
Una vez calmada la mente (con atención a la respiración), procura la sensación de «Yo».
Búscala. ¿Dónde está el Yo? ¿Cómo se siente? ¿Está? ¿Se siente? ¿Existe?
Y luego ve a ese espacio detrás de las emociones.
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Espero que esta entrada y lo que te presento en ella te sea tan útil como lo es para mí.
Saludos,
Patricia
16 de agosto de 2022