La constancia da los frutos

Si los árboles frutales les enviaran nutrientes a sus ramas y flores dos días, luego detuvieran la tarea por cualquier distracción y una semana después retomaran por otro par de días, ¿piensas que existirían frutos?

Gracias al cielo los árboles se toman su tarea bastante más en serio que nosotros.

El éxito en la meditación y en la visualización depende más de la constancia que de cualquier otro factor.

Si uno es constante en estas actividades, recibiremos guía para resolver cualquier dificultad que pueda presentarse y más tarde o más temprano corregiremos la postura o nos daremos cuenta de que debemos cambiar las meditaciones guiadas por una música tranquila, o cualquier otra cosa que se necesite para ir perfeccionando la práctica.

Pero ¿cómo lograr la constancia?

Según mi experiencia, la constancia se logra con tres elementos:

1) Motivación. Si no estás motivado para emprender y sostener el viaje, quizás sea mejor idea ni comenzarlo. Puedes, por ejemplo, preguntarte a ti mismo: «En una escala del 1 al 10 ¿cuán motivado estoy?» Si la respuesta es un valor menor a 7, revisa las razones por las que quieres embarcarte en la meditación o en la visualización.

2) Compromiso con uno mismo. ¿Cuánto te comprometes a mantener esta nueva actividad? Sin el ingrediente compromiso te será muy difícil ser constante.

3) Decidir la logística de antemano. Hoy me voy a detener en este punto especialmente, pues creo que es donde muchos encontramos dificultades.

La sugerencia que te hago es la siguiente:

Elige un horario en el que meditarás o visualizarás.

Lo ideal es que todos los días, de lunes a domingo, puedas hacerlo en el mismo horario. Si esto es incompatible con tu agenda, te sugiero que elijas un horario para cada día de la semana, como lo harías para cualquier actividad que hicieras con un profesor que viniera a tu casa o a tu oficina.

Escríbete los horarios en algún lado visible y ponte el compromiso de respetarlos.

Es importante tener en cuenta lo siguiente: comprometerse un 100% es más fácil que comprometerse un 99%. Y cumplir algo en un 100% es más fácil que cumplirlo en un 99%.

Llevándolo a términos prácticos: si no te permites que pase ni un día sin meditar, formarás el hábito muy rápidamente y lo harás en forma automática. Sabemos que las acciones automáticas no nos generan un esfuerzo. Podemos pensar, por ejemplo, en el lavado de dientes o en el lavado de manos que hacemos varias veces al día antes o después de algunas acciones.

Pero como la vida tiene sus situaciones especiales, hay que tener en cuenta que si un día por una razón muy importante no pudimos meditar o visualizar, la prioridad al día siguiente será hacerlo. Esto significa que lo primero que harás al día siguiente es meditar o visualizar, según cuál sea tu elección.

Los frutos de la meditación están íntimamente ligados a la constancia. Con los frutos de la visualización pasa exactamente lo mismo.

Queda entonces planteada la siguiente pregunta:

¿Estás dispuesto a nutrirte cada día para permitir que los frutos crezcan o harás un esfuerzo desparejo que sabes que te llevará a la frustración contigo mismo?

 

Ya meditaste hoy copy

 

04 de marzo de 2017

 

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