Hoy me nace invitarte a acompañarme en un ejercicio sencillo:
Piensa en una actividad que disfrutes hacer
Ahora haz memoria de quiénes influyeron en que esta actividad te guste tanto y en que puedas disfrutarla
No te quedes con la primera persona que se te viene a la mente. ¿Quién más tuvo que ver con este disfrute en particular?
Si miras un poco más detenidamente, ¿puedes recordar a alguien más que influyó en esto?
Si lo sientes, ofrece un agradecimiento (puede ser en pensamiento o en palabras dichas o escritas) a quienes han influido positivamente en tu vida.
Pregúntate: ¿En quiénes has influido tú y en qué sentido?
Detente un momento y observa cómo quienes han influido en ti a lo largo de tu vida viven en ti y cómo tú vives en aquellos en quienes has influido durante tu caminar por esta existencia.
La interconexión de todos los seres vivos de este planeta es total. Por ejemplo, en cada manzana hubo participación esencial del sol, el oxígeno, las nubes, la lluvia, la tierra, las lombrices. También del granjero, y todos los que participan en la cadena hasta que esa manzana llegue a nuestro plato. Con que solo uno de los elementos esté ausente, no podría existir esa manzana. Tener conciencia plena es poder ver en cada ser u objeto todos los elementos que forman parte de su existencia. Y saber (desde la mente y desde el corazón) que todos estamos interconectados en esta existencia. Nada ni nadie queda afuera de esa interconexión. Este aspecto de la existencia forma parte de las enseñanzas del Maestro Thich Nhat Hanh, que vienen estando muy presentes en mis días y mi práctica.
Lo comparto con la esperanza de que les aporte.
Abrazos,
Patricia
Esta entrada fue escrita el 26 de marzo de 2020