En verdad depende.
Si estás muy cómodo y feliz con quién eres, cómo te sientes y qué haces con tu tiempo de vida, quizás no tengas ninguna necesidad de meditar. Es posible que tú seas de las personas que viven en un estado de conexión permanente con el momento presente. Celebro esa posibilidad y si tú estás ahí, te felicito de corazón.
Si, en cambio, hay algo que necesita ajuste en la esfera de tu ser, de tu sentir o de tu hacer y consideras que tener un mejor contacto con tu conciencia puede generar un cambio positivo, es probable que te hayas propuesto meditar cada día.
Sin embargo, así y todo, puede suceder que no hayas conseguido hacerlo una rutina y la causa que encuentras es: «No tengo tiempo» o «No encuentro el tiempo».
Encontrar o no encontrar entre 10 y 20 minutos para practicar algo que contribuirá a tu conciencia durante todo el día se reduce a tus prioridades, así que veámoslo:
- ¿Qué prioridad tiene para ti aumentar tu nivel de conciencia?
- ¿Qué prioridad tiene para ti desarrollar más tu observador y desapegarte del drama?
- ¿Qué prioridad tiene para ti estar en mayor sintonía con tu ser superior y todo lo que te rodea?
- Y, última pregunta, ¿qué haces con lo que es prioritario en tu vida?
A mí me gusta y me hace mucho bien este punto de vista, así que lo comparto contigo por si te sirve también: