Tiempo, espacio y amor

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Hoy quiero detenerme en algo sencillo:

Todo está bien si nos damos tiempo, espacio y amor.

Lo sabemos, sin embargo nos cuesta detener la inercia de la vorágine, muchas veces autogenerada.

Hayamos tenido vacaciones o no, el ritmo en verano suele bajar y que los días sean más largos y haya más luz nos incide positivamente en el ánimo.

Febrero está llegando a su fin y marzo se viene con el aumento de actividades. Inclusive  quienes no modifican las actividades personales se ven afectados cuando la sociedad citadina acelera su ritmo.

Es ahora que nos conviene poner en marcha el, llamémosle, «aparato preventivo de salud física, mental y emocional».

Para el meditador:

Quienes venimos meditando cada día, debemos reforzar el compromiso con el «cada día», reorganizando nuestra agenda de meditación y encontrando el momento más conveniente para tomarnos nuestros 10, 20 o 30 minutos en el almohadón de meditación. Recordemos que cuanto menos tiempo libre tengamos en el día más necesario se vuelve estar centrados y conectados con nuestro espíritu. Por eso tenemos que colocar la meditación en el lugar prioritario que sabemos que tiene. Como a veces les digo a quienes hacen los talleres: «Si no da el tiempo para bañarse o lavar la cocina y meditar, más vale dejar de bañarse o no lavar la cocina por un día que dejar de meditar por un día». Los beneficios de la constancia se ven siempre, algunos a corto y otros a mediano y largo plazo.

Para quien se ha iniciado en Reiki:

Los practicantes de Reiki asumimos el compromiso de autotratarnos con Reiki cada día. Dedicándonos esos minutos por día sabemos que nuestro pasaje por este mundo será más armónico, más compasivo, más sano en todo sentido y que seremos una mejor influencia para quienes nos acompañen en el día. Cuando las exigencias de los días aumentan es cuando menos podemos faltar a ese compromiso.

Lo ideal es que los 45 minutos de autotratamiento diario sean innegociables, pero si la vida se empecina en que no tengamos más que 20… o 10 minutos para eso, siempre más vale dedicarnos 10 minutos que ninguno. Al igual que con la meditación, los resultados de esta constancia se ven tanto enseguida como en el transcurso del tiempo y de la vida.

Para quien aún no medita ni practica Reiki (y para quien sí lo hace):

Si en un día agitado logro ingeniármelas para detenerme y prestarme atención, suceden maravillas. El simple hecho de tomarme un tiempo y espacio para mí puede transformar un día desastroso en uno armónico y bello de ser vivido.

Hay infinitas posibilidades de cómo ofrecerme ese tiempo y ese espacio pero lo importante es que la motivación sea ofrecerme amor y comprensión.

Algunos preferirán una pausa para tomar mate mirando por la ventana, otros escuchar un poco de música, otros leer un texto que les hace bien, otros salir a correr o cualquier otra actividad. El detalle aquí es que si hacemos cualquier acción pensando en todo lo que tenemos por delante o en eso que nos viene preocupando, no logramos la armonización ni la calma, mucho menos el disfrute de vivir. El foco entonces deberá estar en nuestro rescate, en lograr el bienestar.

A veces me sucede que la cabeza está pensando demasiado o que alguna emoción está alterándome insistentemente. Cuando pasa eso detengo las acciones (que si estoy desintonizada, suelen ser acciones compulsivas), y hago lo siguiente:

Según mi estado anímico, elijo qué cristales me ayudarán mejor. Me acuesto y dedico entre 15 y 30 minutos a respirar conscientemente mientras los cristales hacen su trabajo de sanación.

Por ejemplo, ayer, que fue un día de tristezas, coloqué:

Turmalina negra debajo de los pies; Granate en el chakra raíz; Calcita naranja en el sacro; Citrino en el plexo solar, Labradorita africana en el chakra del corazón, Cianita en el de la garganta, una Piedra de la Luna en el tercer ojo, una gran Selenita en el chakra corona, un Cuarzo Rosa (el de la foto) en la palma de la mano izquierda y un gran Cristal de Cuarzo biterminado en la mano derecha.

A los 15 minutos mi estado ya era de un nivel de bienestar mucho mayor al de antes de la tristeza.

Aclaro que se puede lograr mejorar con muchos menos recursos minerales. Si solo hubiera tenido un Cuarzo Rosa a disposición, lo habría puesto en el chakra del corazón y seguramente a los 30 minutos también me habría sentido bien. O si solo hubiera tenido un cristal de cuarzo, lo habría puesto en la palma de la mano izquierda y lo habría ayudado a actuar llevando su energía con la respiración. Si hubiera tenido solo 2 cristales de cuarzo entonces habría puesto uno en cada palma.

Y si no tengo cristales, ni puedo acostarme, me doy el tiempo y el espacio para observar mis emociones y comprenderme, siempre prestándole atención a la respiración.

Hay infinitas maneras de dedicarse amor. Es importante que lo tengamos presente y que cuando notamos que hay tensión en nuestra realidad interna, encontremos ese tiempo y espacio para nosotros, para reconstruirnos. Algunas veces todo se acomoda muy pronto… como si lo único que necesitáramos fuera la actitud de autocuidado. Otras veces lleva un rato más largo. Como con cualquier cosa, suele ser más rápido y fácil si es algo que practicamos a menudo.

 

Resumiendo, tengamos presente la necesidad de cuidarnos, de ser amorosamente compasivos con nosotros mismos y tanto prevenir como atender los desajustes que pueden sucedernos cuando la realidad externa se vuelve más exigente. Recordemos que la solución siempre está en el interior y que la actitud, la motivación y la constancia son partes importantes de esa solución o sanación.

 

Un abrazo,

Patricia

Esta entrada fue escrita el día jueves 20 de febrero de 2020.

 

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