Un 15 de agosto nació este ser especial, Mikao Usui.
Era monje budista.
Deseaba encontrar una forma de sanar que no le cansara.
Puso el suficiente empeño: meditó y ayunó 21 días.
Canalizó esta energía (que se ve que estaba dispuesto que se dispersara por el mundo).
En solo 4 años de vida con esta energía atravesándolo, inició a una veintena de maestros.
Falleció en 1926, o sea hace 93 años.
En 93 años esta energía se ha diseminado de forma tal que en un rincón tan lejano a Japón como es Uruguay, el Reiki es una terapia tan conocida y disponible que es muy fácil encontrar una enorme cantidad de practicantes de Reiki y también instructores y maestros.
En este hombre yo encuentro, además de un compañero de camino que valoro de verdad, un ejemplo de decisión, de constancia y una prueba más de que la meditación es el camino. Fue meditando que llegó a canalizar esta energía sanadora.
No voy a decir «Feliz cumpleaños, Mikao», porque ya no cumple años de vida, pero sí «Feliz cumpleaños, Mundo», porque hoy es aniversario de una posible salvación para la humanidad.