
Eres el único que puede «ponerle» (*) presencia a este instante.
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O, si te sirve más leerlo desde tu propio punto de vista:
Soy el único que puede «ponerle» (*) presencia a este instante.
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(*) La presencia no se pone, la presencia es. No es sencillo denotar lo inefable con lenguaje, así que ponemos un poco de intención para entendernos.
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Nada ni nadie externo puede ponerle tu presencia a este instante. Así que si deseas lograrlo, tendrás que hacer tu clic a la presencia.
…
Te oigo preguntar: «¿cómo?»
Así:
Comienza por aceptar, aunque sea como un experimento:
Que el único que está viviendo la experiencia vital que vives, tal como la vives, desde tu punto de vista, eres tú.
Que absolutamente nada externo tendrá nunca el poder de transformarte si tú no haces el clic.
Que disparar tu atención hacia lo externo (sea lo que sea) no viene dando buenos resultados.
Que la muerte te puede sorprender en cualquier momento. ¿Vas a seguir dando las mismas vueltas hasta que sea tarde?
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Lleva tu atención al centro de tu pecho.
Puede ser que estés sintiendo alguna emoción cómoda, incómoda o neutra. A los efectos de nuestro foco da igual.
Eres el único que puede «ponerle» presencia a este instante de vida que estás experimentando.
Permítete realmente integrar esto que acabas de leer: eres el único que puede «ponerle» presencia a este instante de vida que estás experimentando.
Entonces, hazlo. Sí, ahora.
Suelta los pensamientos acerca de cómo hacerlo. No encontrarás presencia en las ideas, así que ni lo intentes por ahí. Busca, en cambio, el gesto o movimiento interno que te lleva a que surja la presencia. Está muy accesible. El epicentro está adentro, a la altura del pecho. Luego se expande y dejas de saber dónde está el centro o cuánto abarca (pero cuando eso pasa ya no te importa su ubicación geográfica).
Empecínate en soltar el exterior, en soltar a los demás. Solo por este rato suelta al mundo exterior. Tu hábito de girar hacia el exterior es tan fuerte que no temas no saber volver a salir. Apenas te distraigas un poco, tu atención estará de nuevo en el exterior. Entonces, por ahora, para ver qué se siente: gira hacia adentro y ofrécete por completo a este instante. Tu presencia ya está ahí, solo falta que tú la notes y que bañes a este instante con ella.
Observa qué ocurre cuando buscas hacer clic con tu presencia.
¿Te instalas en el espacio del «no puedo» y sueltas la empresa al primer o segundo intento?
Si ocurre eso, fíjate cuánto estás esperando que tu conexión con tu presencia venga de afuera.
De afuera no va a venir. Eso en realidad es una excelente noticia. No dependes de nadie externo para poder vivir tu instante con presencia.
Sé que estamos de acuerdo en que esto que deseas lograr es suficientemente importante como para probar más de una vez si es necesario. Si te descubres escapándote, sacando tu mente hacia otro lado, con amabilidad y firmeza vuelve al gesto interno de ofrecerle presencia a este instante.
Tú eres el único que puede hacerlo. Y solo puedes hacerlo ahora.
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Tengo la convicción de que si te empecinas en hacer el clic con tu presencia un 5% de lo que te empecinas en chequear tus redes sociales, tu presencia tendrá más fuerza gravitatoria que la suma de todos los planetas del sistema solar.
Brindo por tu clic a la presencia y por tu empecinamiento,
Patricia
Hoy es 9 de marzo de 2025.