
Los humanos vivimos en un mundo imaginado. ¿Qué tal si nuestros conceptos influyen tanto en la interpretación de nuestra percepción que lo que nos parece real no lo fuera tanto?
Eso significaría que nos estamos perdiendo la realidad tal cual es.
Comparto acá uno de mis «viajes», por si alguien no lo ha experimentado aún y quiere hacerlo.
En un contexto natural (parque, rambla, playa, bosque, montaña, río, etc.) nos sentamos y relajamos un poco el cuerpo.
Llevamos la atención a la respiración y no nos enganchamos con los pensamientos, de manera que vayan reduciéndose, separándose entre sí. Alcanza con que la actividad mental se reduzca un poco, no se necesita que se detenga por completo.
Fijamos la mirada a una distancia media (ni cerca ni lejos). La «apoyamos» en un punto, de manera relajada, sin tensión. NO movemos los ojos (yo pestañeo… pero si puedes no pestañar, mejor aún) y dejamos el cuerpo quieto (y relajado).
Soltamos los nombres, las etiquetas, el relato de lo que estamos viviendo o percibiendo. Simplemente percibimos con los sentidos y nos entregamos a la experiencia.
Antes o después pasarás a ser uno con lo que te rodea. Pero uno, uno. Cero separación. Lo mismo. Sin pizca de dudas.
La primera (y quizás segunda) vez puede darte un poco de miedo. Solo por ser desconocido, nada más. Atraviesa cualquier temor con la curiosidad de qué hay más allá de él.
En materia de miedos está bueno hacerlos competir entre sí. En mi caso, cualquier miedo en una experiencia meditativa o similar es superado por lo que reza aquella frase del tema «Quebrado», de Pedro Aznar: «Miedo de morir 🎵 antes de saber vivir».
Abrazos,
Pat
Gracias querida Patricia un fuerte abrazo 🥰
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Mariángeles!!! Tanto tiempo!!! Espero que andes muuuuuy bien!!! Abrazo!
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Si estoy bastante bien, no miro mucho internet pero siempre estás en mis pensamientos! 😚💕
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